Espectáculos

Gatell: Se puede cambiar el argumento de una ópera si no la destruye

El tenor argentino Juan Francisco Gatell, que canta ahora en Roma "La sonnambula", defiende la introducción de cambios en el argumento de una ópera si eso sirve como denuncia social y "no destruye por completo la idea del compositor".

11:43 hs 22/Feb
2018

"Hay obras que tienen un final abierto y se presta a interpretación", afirma en una entrevista con Efe, aunque matiza: "cuando el argumento es muy claro, no veo motivo para cambiar algo que ha funcionado durante siglos".

Una opinión al hilo de la reciente polémica generada en Italia por la reescritura de una "Carmen" de Bizet en la que al término la protagonista mata a su maltratador. Una propuesta inversa a la original con la que el director de escena Leo Muscato pretende denunciar los feminicidios.

Gatell (La Plata, 1978) ha regresado a la Ópera de Roma para interpretar, por primera vez, en una nueva producción de "La sonnambula" ("La sonámbula"), de Vincenzo Bellini, a Elvino, un joven y rico terrateniente del que se narra, en el marco de un triángulo amoroso, su historia con la huérfana e inocente Amina.

Un argumento, sobre un libreto de Felice Romani, que "no es muy feminista a primera vista", juzga el tenor, pues "se trata de una muchacha (Amina) que ha de ganarse y ser digna del amor de él (Elvino)", explica.

Pero "sin necesidad de cambiar el final, también se puede interpretar como una crítica a una sociedad que pone a esta chica en semejante situación", agrega.

Pese al buen recibimiento en general que cosechó en su estreno, no convenció a una pequeña parte del público presente esta nueva puesta en escena de Speranza Scappucci.

El bonaerense sospecha que el problema está en el acento puesto "en algunas cosas cómicas que Bellini justamente trataba de evitar".

Preguntado por las diferencias entre los cantantes de ahora y los de finales del siglo pasado, con grandes nombres como Luciano Pavarotti o Plácido Domingo, el tenor subraya que hoy se les exige "mucho más actuar", pues "el público tiene una cultura y unos estímulos visuales más fuertes que antes, de haber visto cine, series o televisión".

Por lo que "no se le puede presentar un espectáculo estático, y se nos pide mucho más dinamismo en la actuación", apunta.

Por el lado musical, añade, "se tiende a no cortar las óperas y a representarlas de manera integral o casi", cuando antes "era mucho más normal cortar las repeticiones y los cantantes tenían más importancia a la hora de decidir los tiempos, las fermatas (pausas) o los momentos en los que necesitaban espacio para respirar".

"Ya no son tan divos", resuelve, y concreta que actualmente "hay otro gusto, es un poco más filológico todo".

"La gente tiene el estereotipo de la ópera como una cosa estática, gente con frac y divos que hacen sus escenas, y ahora es teatro, es música, orquesta y voces en vivo", valora.

A sus 40 años, el solista considera que está "llegando a la madurez ahora", tras unos cambios de voz tardíos respecto a los de cualquier otro tenor, pero con los que su vocalidad ha ganado "en todos los sentidos", opina.

Ligado a Roma a nivel profesional y personal, asocia a la capital italiana "muchísimos recuerdos excelentes" como su debut en diciembre de 2005 con "El Barbero de Sevilla" (Rossini) o el nacimiento de su hija, y considera "inigualable" cantar óperas del repertorio italiano en la cuna del bel canto.

"Incluso antes de que me ofrecieran venir a cantar al coro de Florencia, ya estudiando canto, pensaba que era muy importante para alguien que quería cantar ópera pasar un par de años en Italia y aprender la lengua", expone.

"Pues vine y pasé 10 años viviendo en Italia", comenta quien pese a residir actualmente en Barcelona, afirma que se siente "muy italiano".

Foto y datos: EFE

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