Último adiós
(Buenos Aires/Diario La Nación) Monte Carlo - MDS
Antes de lo previsto, alrededor de las 17:30 de este miércoles, llegó el féretro con los restos del fiscal Alberto Nisman a la casa velatoria, ubicada en O'Higgings 2848.
La esquina de adoquines de O' Higgins y Quesada estaba prácticamente cubierta por los cables de los móviles de televisión y los charcos de agua denotaban la lluvia de la jornada, que para esa hora cesó y el cielo empezaba a despejarse.
Alrededor de veinte personas llegaron a la zona con carteles que aludían al reclamo de justicia por la muerte del fiscal. Banderas argentinas, letreros y rosas rojas fueron los primeros símbolos de una jornada cargada de emociones.
Con el paso de las horas se sumaron más personas que acercaron ramos de flores o encendieron una vela en homenaje a Nisman.
A las 18:15 la madre del fiscal Sara Garfunkel arribó al lugar en un auto color gris oscuro con vidrios polarizados. El cordón policial de 12 uniformados permitió el avance del vehículo.
De punta a punta la calle permaneció vallada y el control se encargaba de dar el visto bueno a quienes solicitaban el ingreso, siempre y cuando estuvieran en el registro proporcionado por la familia.
Esta condición se cumplió a rajatabla por pedido expreso de la familia del fiscal, ya que la intención era despedirlo en un entorno de intimidad.
Los vecinos que viven en la cuadra debían presentar su DNI al personal policial para poder ingresar a sus viviendas.
Velas, flores y carteles
Casi una hora más tarde se produjo el primer incidente que evidenció la bronca de la gente. Un empleado llegó con una inmensa corona de flores blancas. Algunos de los presentes leyeron la cinta que decía "Ministerio Público Fiscal" e inmediatamente la arrancaron y pisotearon.
Luego de que otras personas, que también rendían su homenaje a Nisman, pidieran tranquilidad, la cinta fue entregada a un policía.
Los cánticos "Nisman, presente" se repitieron más de una vez, así como también la entonación del himno y el clásico minuto de silencio en memoria del fiscal seguido de aplausos .
A las 20:30 ingresó el embajador de los Estados Unidos en la Argentina, Noah Mamet. en un auto, escoltado por una camioneta color gris. Permaneció aproximadamente 15 minutos y se retiró con su custodia.
Cinco minutos después de su ingreso, llegó el auto que trasladaba a la ex esposa del fiscal Nisman, Sandra Arroyo Salgado. Sentada en el asiento trasero cubrió con sus manos a su hija para resguardarla de los flashes.
Escasos minutos más tarde, uno de los pocos que ingresó caminando fue el presidente de la AMIA , Leonardo Jmelnitzky. El tumulto, entre cámaras y micrófonos, casi no le permitía avanzar hasta el vallado.
Más personas se iban sumando al homenaje. Una mujer de 55 años, que no quiso dar su nombre, estaba visiblemente conmovida y, entre lágrimas, contó que se presentó espontáneamente y que también había asistido a las marchas en Plaza de Mayo.
Aseguró no conocer al fiscal, pero sintió la necesidad de acompañar el pedido de justicia por la muerte de Nisman.
A las 21:20 llegó el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro . Se acercó por uno de los costados hasta arribar al control policial y así esquivó los requerimientos de la prensa.
Otra corona que se pudo ver fue la enviada por el gremio de judiciales encabezado por Julio Piumato.
Más tarde, se acercó al velatorio Alejandro Fargosi, ex consejero del Consejo de la Magistratura .
Fue el único que dio declaraciones y aseguró que en la denuncia de Nisman, que involucra a la Presidenta, "es clave que se llegue hasta el final".
Fargosi se explayó: "No puede ser que tengamos a una presidenta acusada y que la denuncia pase a un segundo orden por la reforma en la SIDE o el nombramiento de un juez de la Corte".
Gritos y abucheos
Casi a las 22:00 horas, ingresó un primer vehículo escoltando a un segundo automóvil blanco en el que se encontraba la procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó . Fue el momento más tenso de la noche, porque la gente comenzó a insultarla y a gritarle "asesina".
El enojo con la jefa de los fiscales se puso de manifiesto en los gritos y golpes en los vidrios del auto.
Minutos más tarde, el ingreso del Juez Federal Ariel Lijo fue el exacto contraste. Su auto entró a menor velocidad, sin atropellos ni insultos.
Lijo iba sentado en el asiento del acompañante y permaneció en la sala velatoria alrededor de media hora.
La salida de Gils Carbó fue similar a su llegada. La gente se aproximaba para insultarla y se pudo ver que algunas rosas terminaron en el parabrisas del auto de la procuradora.
Cerca de la medianoche, un empleado de la casa funeraria llevaba a cuestas otra corona, está vez con el nombre de Sergio Massa .
Las velas encendidas en un altar improvisado empezaban a apagarse y la cantidad de personas, respecto de horas anteriores, había mermado considerablemente.
Después de la medianoche, volvieron a entonar el himno. En el otro extremo de la efusividad, Ana María Barrera, de 65 años, estuvo un largo rato apoyada en una valla.
Según dijo fue hasta allí a darle una humilde despedida a Nisman porque lo consideraba "un tipo con la valentía necesaria para denunciarlos. Tuve la necesidad de estar acá y vine a despedirlo a mi manera. Estoy inundada de desesperanza, pero creo que los argentinos tenemos que despabilarnos".
A partir de las 9:00 horas de esta jornada los restos del fiscal serán trasladados al cementerio israelita de La Tablada. Se espera que la ceremonia también sea privada.
Foto: AFP
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