Internacionales

03/Ene
/2016

Irán y Arabia Saudita, ¿hacia una escalada?

El incremento de las tensiones entre Irán y Arabia Saudita tras la ejecución del jefe religioso chiita Nimr Bager al-Nimr podría alimentar las guerras subsidiarias que libran ambas potencias chiita y sunita en países como Siria y Yemen, según los expertos.

Desde el anuncio el sábado de la ejecución del dignatario chiita y de 46 personas más condenadas por "terrorismo" en Arabia Saudita, las principales críticas han llegado de Teherán, donde manifestantes indignados incendiaron la embajada saudita.

La ejecución del jeque al Nimr va a "contribuir a la polarización saudo-iraní", afirma Jane Kinninmont, del instituto Chatahm House de Londres, quien cree que "Irán trata de posicionarse como defensor de los intereses chiitas a nivel mundial".

En este sentido, "las autoridades sauditas verán en la respuesta iraní una validación aparente de su percepción de que Irán se inmiscuye en sus asuntos internos", agrega.

Desde el ascenso al trono del rey Salman en enero de 2015 y la creciente influencia de su hijo Mohamed, propulsado a vicepríncipe heredero y ministro de Defensa, todos los expertos concuerdan en que Riad está impulsando una política exterior y militar más osada.

En marzo, el reino se puso a la cabeza de una coalición arabo-sunita que combate en Yemen a los rebeldes chiitas, acusados de mantener vínculos con Teherán, pero el conflicto se ha enquistado y no parece que haya un final cercano.

Los sauditas "juegan con fuego, es evidente", considera François Heisbourg, consejero en la Fundación para la investigación estratégica (FRS) en París, si bien desde el inicio del conflicto en Yemen, ambas potencias practican una "huida hacia adelante".

 

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