Si bien no será presidente, su cargo como jefe de la Casa Civil, equivalente a una jefatura de ministros, lo ha convertido en unas horas en el responsable de recuperar la gobernabilidad perdida por Dilma Rousseff, hoy en el piso de su popularidad.
"Quería saludar con mucha alegría a nuestro querido ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ministro jefe de la Casa Civil", dijo Rousseffl. Minutos antes, firmó junto a Lula el acta de asunción en el cargo, se abrazó con su mentor y elevó su brazo ante una multitud de funcionarios y legisladores reunidos en el Salón Noble del Palacio do Planalto en Brasilia.
Cuando la mandataria se aprestaba a hablar, un grito contra Lula surgido desde la tribuna enardeció a los funcionarios presentes, que iniciaron a viva voz cantos a favor del oficialismo. Luego, Dilma se tomó largos minutos para nombrar uno a uno a todos los presentes, dando las gracias a quienes trabajan en el Gobierno, pese a la crisis que atraviesa la administración del Partido de los Trabajadores (PT).
Además de Lula, Rousseff ha nombrado a un nuevo ministro de Justicia, Eugenio Aragao. "Deberá volver más efectiva nuestra política de defensa del consumidor y la protección de las fronteras. Deberá enfrentar las drogas y garantizar la seguridad durante los Juegos Olímpicos", dijo la presidenta, sin hacer mención alguna al enfrentamiento que el Ejecutivo mantiene con los jueces que impulsan la causa contra Lula y una centena de legisladores oficialistas por corrupción en Petrobras.
Foto: AFP
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