La sociedad Uruguaya de Actores lamenta el fallecimiento del director teatral Alberto Restuccia

"La Sociedad Uruguaya de Actores comunica con profundo dolor el fallecimiento de Alberto Restuccia y saludamos a su familiares y amigos más cercanos", decía el comunicado difundido por nuestra gremial, al promediar la tarde de este domingo 28 de junio.

Restuccia, que también era poeta y dramaturgo, es una de las figuras más destacadas del teatro nacional. Junto con Graciela Figueroa, Luis Cerminara y Jorge Freccero, fundó en 1961 "Teatro Uno" de Montevideo, creando una corriente de rebeldía, creatividad y entusiasmo, entre los remolinos de la dictadura.

Considerado un gran transgresor del teatro uruguayo, se convertiría uno de los símbolos de la resistencia cultural, sufriendo persecución durante el régimen de facto, que derivó en el monólogo que escribió y reescribió, tanto como lo sintiera necesario, “¡Esto es cultura, animal!”, una de las obras más vistas en la historia del teatro nacional. 

Otra pieza teatral de su puño y letra  fue “Salsipuedes, el exterminio de los charrúas”, que tuviera records de taquilla en el ex Teatro de la Alianza Francesa.

"Expresó teatro por todas su fibras y todos sus poros durante una vida entera entregada al arte. Un referente y parte de la historia de las artes nuestro país. Lo despedimos con un aplauso de pie", agrega el comunicado de nuestra Sociedad Uruguaya de Actores.

Restuccia se autodefinía como “pansexual” y “anarcocomunista”, luego de haber sido tanto comunista como anarquista. Decía tener un alter ego que se llamaba Beti Faría y muchas veces, en notas periodísticas, se presentaba de esa forma.

Fue columnista cultural del programa radial Abrepalabra, de Gustavo Rey, y también en Rompekbezas, de Daniel Figares.

Narra su vida desde su peculiar visión en la novela “Uno diferente”, libro de estética punk: breve, directo, violento y contundente. "La vida de Restuccia contada a la velocidad de un golpe de puño”.

Alberto Restuccia (Montevideo, 1942-2020), fue bohemio, excéntrico, futbolero. Hombre paradójico del escenario de la vida, fue maltratado e ignorado. Amado y repudiado. Provocador y tímido.

Performer pionero, desobediente, políticamente incorrecto, pícaro, lúdico, filósofo en sus propios términos, humorista. Cultor de la patafísica, “ciencia de las excepciones a la regla”.
Un "cuasi septuagenario con cierta actitud punk". Actuó con los grandes y dirigió a los mejores.

Muchos recordarán su sorpresiva e imperiosa aparición en las redes, cuando en julio de 2017, en una suerte de grito de auxilio con tintes de comedia negra, publicó que estaba viviendo en la indigencia y que precisaba ayuda porque la pensión que le otorgaba el Estado, era insuficiente. SUA le tendió una mano en momentos difíciles.

En septiembre de ese año, comenzó a dar un taller en la Facultad de Información y Comunicación, y el pasado 2019, había vuelto a dirigir teatro.

Distintas personas vinculadas al mundo de la cultura y de la comunicación le dieron sus último adiós en redes las sociales, destacando sobre todo su talento, más que su “ionesquiana” vida personal.

El 8 de febrero había cumplido 78 años y venía luchando contra el cáncer.

Foto: Captura YouTube - A escena con los Maestros/ entrevista del Ciclo 2009