Los bares y restaurantes seguirán cerrando a las 23 horas, se permitirá un máximo de ocho personas por mesa y no se servirá en barra.
En los espectáculos deportivos estará permitido un máximo de 500 espectadores, mientras que en otros eventos públicos el aforo se reducirá a 50 personas, que deberán presentar el denominado "pasaporte" covid.
Las autoridades suecas mantienen además la recomendación de trabajar desde casa en la medida de lo posible y de reducir los contactos en interiores.
"La vida y la salud continúan amenazadas. Tenemos una transmisión muy elevada que afecta a funciones críticas de la sociedad, incluidas la sanidad y el cuidado a los mayores", dijo en rueda de prensa la ministra de Asuntos Sociales, Lena Hallengren.
La semana pasada se registraron 270.000 nuevos casos y la presión hospitalaria sigue aumentando.
Hallengren señaló no obstante que si se cumplen las previsiones de que la curva de contagio alcance su pico a principios del mes siguiente, se podrían levantar la mayoría de las restricciones el 9 de febrero.
Mientras Noruega y Dinamarca, sobre todo, registran desde diciembre un aumento acusado de los nuevos casos, en Suecia, el más afectado por la pandemia entre los países nórdicos, el contagio no ha empezado a dispararse hasta hace unas semanas.
Tras apostar por muchas recomendaciones y apelar a la responsabilidad individual en la primera ola, las autoridades suecas introdujeron más restricciones a partir de la segunda en otoño de 2020 y han mantenido esa línea desde entonces.
El índice de mortalidad sueco es de 152,39 por cada 100.000 habitantes, más del doble que Dinamarca y cinco veces que Finlandia, pero por debajo de la mayoría de países europeos.
Foto y datos: EFE
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