Secuestrador y secuestrado
(Bogota/AFP) Monte Carlo - MDS
"He solicitado al gobierno nacional mi retiro del servicio activo", dijo en su primera aparición pública el brigadier general Rubén Alzate, el oficial de más alto rango caído en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) en 50 años de conflicto armado.
Al borde de las lágrimas, el condecorado militar con 33 años en el Ejército admitió no haber respetado el protocolo de seguridad a fin de ganarse la confianza de la población durante su recorrido el domingo 16, de civil, desarmado y sin escoltas, por el caserío Las Mercedes, en el remoto y pobre departamento de Chocó (oeste), donde fue retenido por guerrilleros junto al cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego.
Flanqueado por su esposa e hijos, Alzate, de 55 años, que atribuyó su desplazamiento a un proyecto de desarrollo social, relató las duras condiciones de su cautiverio. Dijo haber sido esposado, amarrado durante las noches, obligado a marchar más de ocho horas diarias en la selva, e incluso amenazado de muerte si intentaba escapar.
La captura de Alzate y sus acompañantes llevó al presidente Juan Manuel Santos a suspender las negociaciones con las FARC, que adelanta desde hace dos años en Cuba sin un cese al fuego en Colombia.
Tras la entrega de los cautivos a una misión humanitaria, Santos anunció para este martes en La Habana una reunión de sus delegados -el jefe negociador Humberto de la Calle, el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, y los generales (r) Óscar Naranjo y Jorge Mora- con representantes de las FARC.
"Se van a ir un par de días un poco a evaluar dónde está el proceso, para dónde vamos, y a hacer una evaluación fría, objetiva, para ver cómo podemos continuar", dijo.
Buscan retomar la negociación
Antes de partir a La Habana, De la Calle llamó a las FARC no sólo a reiniciar las conversaciones sino a "buscar su pronta terminación". "No da más espera la concreción de gestos que le demuestre a los colombianos en el terreno que nos aproximamos al fin del conflicto", dijo.
Además, instó a la guerrilla a pasar "de la discusión a la acción" en relación con la desescalada del conflicto, un tema sensible y de difícil concreción, en discusión desde hace meses con las FARC, según De la Calle.
El jefe negociador también rechazó "enérgicamente" el uso de imágenes de las liberaciones por parte de las FARC, luego de la difusión este lunes de una fotografía en la que el general Alzate aparece posando para la cámara abrazando al comandante guerrillero alias Pastor Alape, jefe del bloque guerrillero que lo capturó y negociador en La Habana.
Al respecto, Alzate denunció haber sido forzado por las FARC "a ser parte de un show mediático". Alape, sin embargo, dijo que la foto buscó registrar un hecho que consideró "un mensaje de paz".
Tras las liberaciones, las FARC llamaron a "rediseñar las reglas de juego" para que "ningún suceso bélico en los campos de combate" justifique una nueva interrupción. "Es hora del cese bilateral del fuego, del armisticio", subrayaron.
Santos, opuesto desde siempre a una tregua, reafirmó por su parte su "convicción" de negociar sin un alto al fuego bilateral.
Para el analista político Jairo Libreros, las FARC cobrarán al gobierno su gesto de liberar a los cautivos, a los que se suman otros dos soldados retenidos tras combates, entregados por los rebeldes el martes 25.
"Al gobierno le tocará ceder en alguno de los temas sensibles para esquivar el reclamo del armisticio parcial. Tiene que dar algo y algo importante, porque si no, el proceso va a quedar en el limbo", dijo a la AFP.
Las diálogos con las FARC, la principal guerrilla de Colombia, con unos 8.000 combatientes, buscan poner fin al conflicto más antiguo del continente, que ha dejado 220.000 muertos y 5,3 millones de desplazados, según cifras oficiales.
Foto: AFP
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