Falleció Carlos Artía, fundador y director de Diario Cambio de Salto

(Salto/DIARIO CAMBIO) Monte Carlo/EL

TEXTO DE SUS COLEGAS DE DIARIO CAMBIO:

Ayer 6 de febrero no fue un día más, fue el día que Dios se llevó a un gran periodista y mejor amigo. Sin duda, Carlos fue uno de los últimos periodistas de raza, amaba el periodismo, sentía devoción por informar, con una pluma sutil, pero aguda si los acontecimientos lo requerían. 

Tanta devoción sintió por el periodismo, que una anécdota lo pinta tal cual era. Viajaba como acompañante a una asamblea de la Fomento de Valentín y tuvieron un accidente automovilístico.

Herido en la cabeza esperaban llegara atención médica junto a otro acompañante, el colega Luis Andiarena. Carlos, aún en esa circunstancia, no perdió la oportunidad y sacó fotos del accidente. Después que lo atendieron en el sanatorio Panamericano el médico que lo atendió nos informó que había salvado la vida por milagro, por la cantidad de sangre que había perdido por una herida profunda en la cabeza. Las fotos salieron al otro día acompañando la información del accidente.

A los 15 años empezó a transitar el periodismo, entre otros medios escribió para Tribuna Salteña, Verdad Salteña, El Telégrafo de Paysandú y por último en CAMBIO, de quién fue uno de los fundadores y director. 

En todos los medios se hizo notar por su calidad periodística, en la sección rural, política o en información general. Dueño de un vocabulario riquísimo, de una pluma finísima, una memoria prodigiosa, capaz de recordar detalles que para otros era impensado recordar. 

En toda tertulia de trabajo en los diarios se comentan muchos hechos, para cualquier ser común un comentario, supuestamente menor, pasaba desapercibido. Para él no, se lo guardaba y armaba una nota.

Cuando al otro día el discente la leía no podía creer que un simple comentario suyo hubiera dado origen a una nota jugosa e interesante.

Justo cuando cumplió 60 años se jubiló, pero pidió seguir aportando alguna nota, porque "si me sacan el periodismo me muero".

Nadie se lo sacó, porque hubiera sido un gran desperdicio, siguió despuntando el vicio hasta último momento, con la misma calidad y fineza que lo hizo siempre. Un crack del periodismo. De bajo perfil, sencillo, austero. Fumador empedernido de 2 o 3 paquetes por día, según cuán larga fuera la jornada.

En los últimos 10 años decidió dejar el cigarro y de un día para otro lo dejó, aunque el cigarro dejó en él huellas imborrables en sus pulmones. 
El martes pasado estuvimos charlando largamente con él, como lo hacíamos semanalmente. Contó de un malestar aparentemente sin mayor importancia, pero que apenas se sintiera mejor tenía algunos aportes periodísticos para hacer. 

Ayer despertamos con la noticia de que va a seguir escribiendo junto al Señor. 

FOTO: DIARIO CAMBIO