Este inmenso territorio sufre directamente el deshielo de los glaciares árticos, observable a simple vista.
Las imágenes de satélite muestran que el casquete glaciar, que representa entre el 6% y el 7% de los recursos de agua dulce del planeta y cubre cuatro quintas partes de la isla, se reduce casi 200 km3 (200 gigatoneladas) cada año.
Entre 2003 y 2010 los glaciares, cuya desaparición contribuye peligrosamente a la subida del nivel de los océanos, se derritieron dos veces más rápido que durante todo el siglo XX, según investigaciones europeas y canadienses publicadas en la revista científica Nature.
"Es muy agradable poder ofrecer atún y caballa recién pescados", se alegra sin embargo Bjørn Johansen, chef del Hans Egede, el hotel más grande de Nuuk, la capital groenlandesa.
En la temporada cálida, los pescadores atrapan en sus redes caballas y atunes rojos cerca de las costas orientales de la isla, a miles de millas náuticas del Mediterráneo y del Golfo de México, donde viven habitualmente.
"Si las temperaturas estivales continúan aumentando a lo largo del siglo (...) es posible que el atún rojo se convierta en habitual en las aguas del este de Groenlandia", avanza un profesor de ecología marina de la universidad tecnológica de Dinamarca, Brian MacKenzie.
Groenlandia, un desierto blanco del Ártico que con sus 2,2 millones de km2 es la segunda isla más grande del mundo después de Australia, depende para vivir de sus exportaciones de gambas y de las dotaciones financieras de Dinamarca, un país al que pertenece como territorio autónomo.
La gamba, apodada el "oro rosa", representa el 47% de las exportaciones. La subvención anual de Copenhague supone la mitad del presupuesto del territorio.
Para luchar contra el envejecimiento de la población y el desempleo, la isla ha apostado hasta ahora por sus riquezas minerales pero la bajada del precio de las materias primas ha provocado una bajada de las inversiones en prospecciones.
FUENTE/FOTO:AFP
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