El informe del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) reflejó un salto en los costos de educación de 5,9% y una subida del precio de los alimentos de 1,06%, una tasa que estuvo muy por debajo del 2,28% registrado en enero, cuando la inflación general marcó 1,27%.
"Considerando los nueve grupos de productos y servicios analizados, la variación más elevada fue en educación (...) lo que reflejó los reajustes practicados por el inicio del año lectivo", explicó el IBGE en su comunicado mensual.
Del otro lado, los principales recortes se dieron en los pasajes aéreos (-15,83%) y en la energía eléctrica (-2,16%).
Hundido en una recesión que amenaza con convertirse en la peor en un siglo, la mayor economía de América Latina cerró el año pasado con su mayor tasa de inflación desde el 2002 (10,67%), en medio de un delicado escenario que conjuga altos precios y un freno de la actividad.
Brasil terminó 2015 con una caída del PIB de 3,8%, la mayor en 25 años, y el mercado proyecta una contracción de 3,5% en 2016.
Durante el primer bimestre, la inflación acumuló 2,18%, debajo del 2,48% de igual lapso del año pasado, una ventana que permitió a la presidenta Dilma Rousseff proyectar una eventual desaceleración de los precios.
"Estamos viendo señales de que la economía se puede recuperar. Una de esas señales es la reducción de la inflación, que beneficia a todo el mundo (...) Hay una perspectiva de que la inflación será cada vez menor", dijo en un discurso público el martes por la tarde.
La inflación ha pasado a ser un problema de primer orden en la atribulada economía brasileña a meses de celebrar los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro. Para 2016, el Banco Central prevé una disparada de la inflación a 9,2% durante el primer trimestre, para luego desacelerarse gradualmente hasta cerrar en 6,2% en diciembre.
Foto: AFP
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