El jefe de Estado es criticado por la oposición de derecha, pero también por buena parte de la izquierda, en desacuerdo con el giro liberal de su política, y bate récord de impopularidad en las encuestas de opinión. Pero los partidarios de Hollande siguen creyendo en sus posibilidades de reelección en 2017.
"No conozco a nadie que sea capaz como François Hollande (...) de unir la izquierda", afirmó el martes Michel Sapin, ministro de Finanzas y viejo compañero político del jefe de Estado.
Una misión más que ardua, dada la división de la izquierda francesa, desde su franja más radical hasta los socialistas, pasando por los ecologistas, y la debilidad política del presidente.
Al grito de "¡Eh, la izquierda!", cinco ministros lanzaron una operación de reconquista, realizando el lunes por la noche en París una reunión pública con sesgos de mitin de campaña. "Ha llegado el momento de despertarnos", dijo Stéphane Le Foll, ministro de Agricultura y portavoz del gobierno.
"Estamos aquí para movilizar, estamos aquí también para defender lo que hemos hecho", agregó Le Foll ante unas 600 personas, todas militantes o simpatizantes del Partido Socialista.
El primer ministro Manuel Valls, que no asistió a la reunión, aseguró que alentaba "las iniciativas como ésa". "Tendré ocasión no sólo de defender el balance (del gobierno), sino también de indicar el camino necesario para Francia", dijo.
Con sólo 17% de opiniones favorables en los sondeos, el presidente bate récords de impopularidad. Él había prometido no presentarse a un segundo mandato si no lograba hacer retroceder el desempleo, y éste ha seguido progresando para llegar a una tasa de 10%.
En una reciente entrevista televisada, Hollande dijo que tomará una decisión sobre su candidatura a un nuevo mandato a fines de año.
Y actualmente las críticas más duras contra el presidente no proceden de la oposición de derecha sino de la izquierda que lo llevó al poder.
A las críticas sobre el giro liberal de su política económica se agregaron recientemente polémicas, una sobre la posibilidad de retirar la nacionalidad a las personas de doble nacionalidad condenadas por actos terroristas, y la segunda sobre el código laboral, profundizaron las divisiones entre el gobierno y su electorado.
Dividida, la izquierda corre el riesgo de no pasar la primera vuelta de la presidencial. La mayoría de los sondeos prevén una segunda vuelta entre la derecha y la extrema derecha.
Esa cuesta abajo suscita ambiciones. El ministro de Economía Emmanuel Macron creó a primeros de abril su propio movimiento político, "En marcha", afirmando que no es de derecha ni de izquierda, y multiplica las apariciones en los medios de información.
No obstante, sostuvo que es "leal" a Hollande, y fue uno de los pocos miembros del gobierno invitados el 2 de abril a una discreta reunión en el palacio presidencial destinada a preparar la elección de 2017.
Un nuevo mitin de "¡Eh la izquierda! está previsto el 17 de mayo en Lille (norte), mientras circulas las bromas sobre el nombre de la iniciativa.
"Esta operación suena como un SOS Titanic", ironizó el jefe de la bancada de diputados del partido de derecha Los Republicanos, Christian Jacob.
El escepticismo reina también entre los "rebeldes" del Partido Socialista, que no asistieron a la reunión del lunes. El diputado Christian Paul, estimó que no es "reuniéndose entre sí" que se "despertará la democracia" ni se "devolverá la palabra a los franceses", y abogó por la organización de una primaria de izquierda con vistas a la presidencial.
AFP
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