El piloto de Perth dijo a la agencia EFE que "llevo dos años esperando. Al fin he encontrado esa redención. Hemos tenido problemas, mucho con lo que lidiar. Tenía falta de potencia, pensaba que mi carrera se había terminado y he llegado al final solo con seis marchas".
"Esto es una revancha por lo de 2016", le dijo a su pupilo el jefe del equipo Red Bull, el inglés Christian Horner, mientras éste lloraba con su monoplaza recién aparcado.
Una carrera que no fue un camino de rosas para Ricciardo, con problemas del motor Renault de su monoplaza desde el primer tercio de la prueba, lo que le obligó a cuidar su unidad de potencia y a llevar la carrera en un ritmo lento, recomendado por el equipo para no tener problemas con el coche.
Tuvo como aliado al circuito, que prácticamente impide los adelantamientos y contuvo al Ferrari del alemán Sebastian Vettel, que le acosó en la primera mitad de carrera sin éxito, mientras el líder del Mundial, el británico Lewis Hamilton (Mercedes), se conformó con retener su lugar en el podio y minimizar daños.
El finlandés Kimi Raikkonen (Ferrari), su compatriota Valtteri Bottas (Mercedes), los franceses Esteban Ocon (Force India) y Pierre Gasly (Toro Rosso), el alemán Nico Hülkenberg (Renault), el holandés Max Verstappen (Red Bull) tras una remontada de once puestos y el español Carlos Sainz (Renault) cerraron la zona de puntos.
Esto obligaba a todos los pilotos a aminorar la velocidad y mantener el orden en la pista, por lo que ninguno de los favoritos optó por intentar la parada.
Foto: EFE
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