La ley, que fue ratificada con 115 votos a favor, 53 en contra y 3 abstenciones, hace distinción entre teatros financiados por el Gobierno, por los ayuntamientos y de forma mixta, informa el portal merce.hu.
En este último caso, si el ayuntamiento no puede asegurar todos los fondos necesarios para el funcionamiento de un teatro, los poderes locales deberán negociar con el Gobierno una financiación parcial, pero también el nombramiento de los directores.
Por esas razones, los ayuntamientos, entre ellos el de Budapest, deberán decidir si tratan de sufragar la totalidad de los presupuestos de los teatros para que el Gobierno no tenga competencias en los procesos de nombramiento y de definición de la línea artística.
La ley crea además un Consejo Cultural Nacional, que determinará las prioridades en asuntos culturales y que estará compuesto por personajes nombrados por el Gobierno de Orbán.
La oposición tachó la ley de vergonzosa y puso el acento en que la normativa se aprobó poco después de las elecciones locales del pasado octubre, cuando el partido de Orbán sufrió sus primeras derrotas electorales de importancia desde que llegó al poder en 2010 y perdió el control sobre la capital y decenas de ciudades.
"Para nosotros, esto es un dictado. La ley es vergonzosa y es más que llamativo que solo ha sido importante (para el Gobierno) interferir en la vida de los teatros después de las elecciones", dijo Bence Tordai, diputado del partido izquierdista, Párbeszéd.
Por su parte, Zsolt Gréczy, diputado de la Coalición Democrática, aseguró que "Orbán toma decisiones vergonzosas y malas desde el 13 de octubre", fecha de las elecciones locales.
"Viktor Orbán ha abierto una guerra cultural que va a perder", agregó el político.
El texto aprobado hoy es una versión suavizada del proyecto que habría delegado la competencia de nombramiento de los directores de teatro al Gobierno en todos los casos.
Ese plan original causó fuertes protestas, como una petición en contra firmada por más de 50.000 húngaros y una manifestación que el lunes reunió a más de 3.000 personas en Budapest.
Para justificar la normativa, el partido de Orbán cita un caso de acoso sexual en uno de los teatros más populares de Budapest, el Katona József, que salió a la luz a finales de noviembre.
El grupo parlamentario del Fidesz, el partido de Orbán, asegura que el Gobierno no puede seguir apoyando el funcionamiento de "teatros acosadores".
En base a EFE
Foto: Presidencia, archivo
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