Cardinale, referente del cine de los años 60, falleció a los 87 años y en compañía de sus hijos en Nemours, cerca de París, donde vivía. “Nos deja el legado de una mujer libre y llena de inspiración tanto en su trayectoria de mujer como de artista”, declaró su agente, Laurent Savry.
Nacida el 15 de abril de 1938 en La Goulette (La Goleta), un puerto de Túnez bajo protectorado francés, fue hija de una familia de origen siciliano. Su destino cambió en 1957, cuando ganó un concurso que la distinguió como “la chica italiana más bella de Túnez”. Ese premio le abrió las puertas de Roma y marcó el inicio de su carrera.
En sus comienzos debió adaptarse al cine italiano, ya que se había criado hablando francés y siciliano. Durante varios de sus primeros trabajos fue doblada, hasta que logró imponer su propia voz grave y característica.
Su consagración llegó en la década de 1960 con clásicos como Otto e mezzo (Ocho y medio, 1963) de Federico Fellini, Il Gattopardo (El Gatopardo, 1963) de Luchino Visconti y C’era una volta il West (Érase una vez en el Oeste, 1968) de Sergio Leone. También trabajó en producciones internacionales como The Pink Panther (La Pantera Rosa, 1963), donde compartió pantalla con Burt Lancaster,Henry Fonda, Charles Bronson y Alain Delon.
Su filmografía abarcó más de 140 películas, donde representó mujeres fuertes y carismáticas y no tuvo problema en moverse del drama al cine de autor y producciones para grandes audiencias. Su brillante actuación, sensualidad y belleza le permitieron navegar también en el cine de Hollywood y el francés, donde se consolidó como una actriz de alcance global.
En el aspecto personal, pasó por momentos de mucho dolor en relación al nacimiento de su primer hijo Patrick, quien fue producto de una violación. Esta información fue escondida por la industria italiana con el objetivo de no manchar la reputación de la actriz, en ese entonces, emergente.
Inicialmente lo dieron a conocer como su hermano menor. Más tarde, cuando estaba casada con el productor italiano Franco Cristaldi, fue su hijo adoptivo. Más tarde reveló la verdad tras su separación del productor debido al maltrato constante que recibía de su parte. Tras ello, se casó con el director Pasquale Squitieri, quien fue el amor de su vida y con quien tuvo su segunda hija.
Sus últimos años los pasó en la capital de Túnez, que la homenajeó con el bautismo de una calle en su nombre en La Goulette, la tierra de su infancia.
Continuó activa en los últimos años: en 2020 actuó en la serie suiza Bulle y en la película de Netflix Rogue City. Dos años después estuvo en la producción tunecina L’Île du pardon.
En 2023, el Museo de Arte Moderno de Nueva York organizó una retrospectiva de su obra y restauró varias de sus películas, mientras que también participó en el cortometraje Una Donna, La Cardinale, dirigido por Manuel Perrone.
Crédito: EP vía DPA y Redes
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